Por M.Sc Ana Luisa Guzmán H.
Directora del CCLVF
El ser humano está indefectiblemente expuesto al dolor. Todas las personas, por diferentes circunstancias y en distintos momentos de nuestra vida, hemos experimentado pérdidas que nos han afectado en diversas formas e intensidades.
La pandemia nos resaltó la importancia de volver la mirada hacia la salud mental de todas las personas y prestarle la atención que merece como parte de nuestro bienestar.
No cabe duda de que la pérdida de un ser querido constituye una de las vivencias más dolorosas e inevitables en la vida, y difícilmente las personas estamos preparadas para afrontarla. Se experimentan sentimientos de impotencia, frustración, profunda tristeza y, en muchos casos, se advierten vacíos existenciales, a los que hay que prestar atención de manera oportuna para prevenir estados de depresión severa y conductas de riesgo, como la ideación suicida.
En momento tan difíciles podemos llegar a caer en el “sin sentido”, como lo dijo el Dr. Viktor Frankl, creador de la logoterapia; simple y sencillamente, no entendemos lo que nos está pasando, pero sentimos, en muchos casos, un hueco que “duele”. Si no atendemos eso que sentimos, puede afectar nuestra capacidad de vivir una vida saludable, en bienestar y equilibrio; por eso, es necesario buscar la ayuda de una persona profesional que nos acompañe en el proceso de duelo y/o recuperación ante la pérdida, valga acotar que el significado de “recuperación”, solo la persona que ha vivido la pérdida de ese ser querido, puede responder en el transcurso y paso a paso de su experiencia de duelo.
El abordaje de las pérdidas afectivas debe ser integral. Es imprescindible trabajar en la salud mental de la persona, su bienestar emocional, físico, psicológico y social, especialmente cuando enfrentamos los condicionamientos de la vida, lo que nos viene de repente y como una muerte inesperada. Factores tan determinantes como este, afectan la forma en que pensamos, sentimos y actuamos, cómo manejamos las preocupaciones diarias, cómo nos relacionamos con las demás personas y tomamos decisiones. La salud mental es importante en todas las etapas y áreas de la vida.
La salud mental nos ayuda a integrarnos en todas nuestras dimensiones y un dolor profundo como el que provoca una pérdida afectiva nos desestructura, “nos ha hace pedazos”, y después de esto, ¿cómo volvemos a juntar esas piezas? Lo más importante es pedir ayuda para que profesionales de la salud mental nos acompañen en el manejo del proceso de duelo y en nuestro camino hacia el sentido y trascendencia. Una persona profesional puede acompañarnos en nuestro paso por la triada trágica: sufrimiento, muerte y culpa, que se vive descarnadamente en el duelo, y que en la logoterapia comprende el análisis de:
- El autodistanciamiento emocional
- La autoconciencia
- La autotrascendencia
- La libertad
- La responsabilidad
- El sentido de vida.
“El duelo no es única y exclusivamente un sentimiento, pues el duelo se halla en lo más profundo del corazón, en el centro espiritual y mental de la persona, es el conocimiento de una pérdida valiosa. No hay nada que pueda borrar ese conocimiento, no hay nada que pueda deshacer esa pérdida”. Elizabeth Lukas, psicóloga clínica austriaca y especialista en logoterapia
¿Qué es la logoterapia? Es una terapia que ayuda al ser humano a retomar o reencontrar el amor por la vida y por su existencia y permite descubrir la capacidad que tienen los humanos para superar los condicionamientos más difíciles si se tiene un para qué.